El siguiente texto lo escribió Leonardo Da Vinci allá por el siglo XV, y forma parte del Tratado de la Pintura, un compilado de pensamientos de Da Vinci realizado por Rafael Du Fresné un siglo después. El texto contiene preceptos útiles para cualquier pintor ante la tarea de realizar una pintura, es puramente técnico, puede leerse simplemente como manual de pintura. En este extracto, por ejemplo, nos explica con mucho detalle cómo se debe representar una batalla.
Pero si uno olvida por un momento la parte técnica de este texto, ya que uno no es pintor, y se concentra meramente en los elementos narrados, en cómo son descriptos y presentados, nos encontramos con el principio básico de la narración, ya sea literaria, cinematográfica o pictórica.
Se me ocurre que si uno desglosa toma por toma las imágenes de una batalla épica en cualquier buena película, sin duda se encontrará con muchas de estas imágenes. A disfrutar.
Para pintar una batalla
En varias partes se verán señaladas las pisadas de hombres y caballos, como que acaban de pasar. Se pintarán algunos caballos espantados arrastrando del estribo al jinete muerto, dejando el rastro en la tierra.
Los vencidos se pintarán con el rostro pálido, las cejas arqueadas, la frente arrugada hacia el medio, las mejillas llenas de arrugas arqueadas, que salgan de la nariz rematando cerca del ojo, quedando en consecuencia de esto altas y abiertas las narices, y el labio superior descubriendo los dientes, con la boca de modo que manifieste lamentarse y dar gritos. Con una mano defenderán los ojos, vuelta la palma hacia el enemigo, y con la otra sostendrán el herido y cansado cuerpo sobre la tierra. Otros se pintarán gritando con la boca muy abierta en acto de huir. A los pies de los combatientes habrá muchas armas arrojadas y rotas, como escudos, lanzas, espadas y otras semejantes. Se pintarán varias figuras muertas, unas casi cubiertas de polvo y otras enteramente: y la sangre que corra de sus heridas irá siempre con curso torcido, y el polvo mezclado con ella se pintará como barro hecho con sangre. Unos estarán expirando, de modo que parezca que le están rechinando los dientes, vueltos los ojos en blanco, comprimiéndose el cuerpo con las manos y las piernas torcidas. También puede representarse algún soldado tendido y desarmado a los pies de su enemigo, y procurando vengar su muerte con los dientes y las uñas. Igualmente se puede pintar un caballo, que desbocado y suelto corre con crines erizadas por medio de la batalla, haciendo estragos por donde pasa; y algunos soldados caídos en el suelo y heridos, cubriéndose con el escudo, mientras que el contrario procura acabarlos de matar inclinándose todo lo que puede. Puédese también hacer un grupo de figuras debajo de un caballo muerto; y algunos vencedores separándose un poco de la batalla, y limpiándose con las manos los ojos y mejillas cubiertas del fango que hace el polvo pegado con las lagrimas que salen. Se puede figurar un cuerpo de reserva, cuyos soldados manifiesten la esperanza y la duda en el movimiento de los ojos, haciéndose sombra con las manos para distinguir bien el trance de la batalla, y que están aguardando con atención el mando de su jefe. Puédese pintar este comandante corriendo y señalando con el bastón el paraje que necesita de refuerzo. Puede haber también un río, y dentro de él algunos caballos, haciendo mucha espuma por donde van, y salpicando al aire de agua. Se ha de procurar que no haya llanura alguna en donde no se vean pisadas y rastros de sangre.
Leonardo Da Vinci
Y acumulador?
ResponderEliminarNo volví a escuchar de uds... ni a leerlo...