Era 1997 cuando Steve Jobs volvía a estar frente a Apple. Luego de muchos años de ausencia retomaba el control de la compañía y quería comunicarlo a su estilo.
Apple estaba concursando para seleccionar una nueva agencia que se encargue de su publicidad pero Jobs no estaba conforme con las propuestas recibidas. Fue entonces que no dudo en llamar a su antiguo amigo y creativo publicitario Lee Clow, con quien Jobs realizó el comercial que lanzó al Macintosh al mercado en 1984, comercial que para muchos es el mejor de la historia.
Lee Clow que trabajaba en la agencia TBWA/Chiat/Day ya no participaba en concursos para asignarse clientes, su credenciales deberían ser suficientes. Pero el Consejo de Apple ya estaba entrevistando agencias y se volvía muy difícil hacerse con el proyecto sin ni siquiera hacer una propuesta creativa.
Clow finalmente accedió a dar una presentación. Presentó un concepto que emocionó a todos y rápidamente se hizo con el proyecto. Jobs recuerda el momento con mucha emoción.
Se me hace un nudo en la garganta, de verdad se me hace un nudo en la garganta. Está muy claro que a Lee le encantaba Apple. Era el mejor en el campo de la publicidad, y no había tenido que pasar por un proceso de selección por diez años. Y aún así, allí estaba, intentando con todas sus fuerzas resultar elegido, porque amaba a Apple tanto como nosotros. Su equipo y él presentaron una idea brillante, ¨Think Different¨(Piensa Diferente), diez veces mejor que cualquier otra cosa que hubieran propuesto las demás agencias. Me llegó a lo más hondo y todavía lloro cuando pienso en ello, tanto por el hecho de que Lee se preocupara hasta ese punto por nosotros, como por lo genial que era su idea de ¨Think Different¨. Muy de vez en cuando, me encuentro en presencia de la verdadera pureza – pureza de espíritu y amor -, y siempre me hace llorar. Es algo que me conmueve y se apodera de mí. Aquel fue uno de esos momentos. Había en ello una pureza que nunca olvidaré. Lloré en mi despacho mientras me mostraba su idea, y todavía lloro cuando pienso en ello.
Me impresionaron estas palabras de Steve Jobs y su reconocimiento a lo que un grupo de publicistas puede aportar a una marca. Dotándole de un aire completamente nuevo frente a sus competidores. Reconociendo que de alguna manera una campaña ayudaba a delinear una filosofía de vida, un lineamiento a seguir como marca. Un origen. Un espíritu.
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